miércoles, 20 de noviembre de 2013

“En medio del éxito de los unos y el fracaso de los otros, 
en medio de la prosperidad de unos pocos y la miseria de casi todos, 
¿qué hacer con ese núcleo persistente de lo inhumano que habita en el sujeto 
y en la cultura como una pesadilla? ¿Debe la educación intervenir allí, 
y de qué exacto modo, o simplemente seguir con las mismas en medio de la ingenuidad, 
o por el contrario bajar los brazos y no hacer nada al respecto de lo inhumano, 
para dedicarse tan sólo, como hasta ahora, a educar con fines simplemente funcionales 
y según el perfil de la demanda que impone, entendiendo por demanda 
en este caso la dictadura del consumo y del mercado de trabajo?” 
Fernando Cruz Kronfly*

Leer y escribir en la universidad se propone pensar la enseñanza de un tipo de lectura y de escritura en la educación superior, que promuevan la construcción de un sujeto reflexivo, crítico y ético. Por un lado, se requiere –aunque parezca obvio– precisar por qué la universidad debe enseñar a leer y a escribir, considerando un tipo ideal de lectura y escritura, con miras a una proyección profesional mediante la educación, y personal, a través de la educación y la formación. Por otro lado, es menester revisar cómo enseñar a leer y a escribir de modo que la lectura y la escritura sean algo importante en los procesos de educación y de formación (autoconstrucción) de cada estudiante.

Comparto la postura de José Ortega y Gasset (1983) de considerar que la universidad debe enseñar ciencia pero también cultura. Dado que las profesiones se basan tanto en prácticas sociales necesarias como en disciplinas que explican tales prácticas o contribuyen a su transformación, la universidad debe producir y enseñar ciencia, a la vez que contribuye a la sociedad. No creo en la postura de sublimar la universidad a la sólo producción y enseñanza de la ciencia, porque está sumergida en la sociedad, compuesta por sociedad y sostenida por la sociedad; por tanto considero que debe aterrizarse en la responsabilidad social, en los límites que pone el respeto a la humanidad y en la motivación de contribuir a su construcción. 

En sintonía con lo anterior, la lectura y la escritura son concebidas aquí como prácticas que viabilizan la apropiación de conocimiento, es decir, son esenciales en el proceso de aprendizaje, y por tanto, en el proceso de enseñanza. Y con concebidas también, como una posibilidad para para pensar-se, construir-se, pensar las dinámicas sociales y transformar sociedad a partir de la construcción de conocimiento.

Cruz Kronfly, Fernando. (2007). El libro, la lectura y el declive del ideal ilustrado. En: La derrota de la luz. Colombia: Universidad del Valle. (El subrayado es mío).


     Referencia Bibliográfica

     Ortega y Gasset, José. (1983). Misión de la universidad y otros ensayos sobre educación y pedagogía. España: Alianza Editorial.